En la actualidad hay una gran diversidad de productos alimenticios que son transformados genéticamente para poder agregarles ciertas propiedades que no poseen. Los productos que más abundan hoy día con estas características son el maíz y la soja y el nombre correcto para hacerles mención a estos productos es Alimentos Transgénicos.
¿Qué son los alimentos transgénicos?
Cuando las personas van al supermercado y pasan por la sección de los vegetales y frutas, observan aquellos tomates jugosos, rojos, grandes y muy apetitosos. Así como patillas o sandías enormes que no tienen semillas, que suelen ser bastante dulces y sobre todo cualquier tipo de fruta que no está en temporada.
De manera muy rápida se les viene a la mente que son frutas con un alto nivel de bienestar. Sin embargo, lo que muchas personas no saben es que estos productos realmente no son naturales, así como se ve a primera vista, simplemente están en presencia de alimentos transgénicos.
Ahora bien, ¿qué es lo que realmente significa?, ¿estos alimentos transgénicos tienen la capacidad de dañar la salud de las personas que los consuman?. Estas preguntas se responderán a medida que vaya avanzando en la lectura de este contenido. En términos más técnicos, los alimentos transgénicos se pueden definir como organismos que tienen dentro de su fórmula uno o varios especímenes, los cuales se les otorga desde un comienzo para aumentar sus propiedades.
Dichos especímenes se les atribuyen a determinados productos a través de métodos de biotecnología, por ende, muchos de los expertos afirman que los especímenes mencionados que se les inyectan, son sacados de seres vivos que son transformados en laboratorios para luego ser introducidos nuevamente en el mismo espécimen o en otro.
El nombre científico de dichos especímenes es Organismo Modificado Genéticamente el cual cuenta con el principal objetivo de proveer a estos elementos propiedades únicas que en cierto sentido les hace falta.
Es importante mencionar que estas plantas transgénicas tienen la gran capacidad de combatir plagas, así como un alto nivel de aguante que las ayuda a soportar las sequías. Lo mejor de todo es que pueden aguantar a la perfección el impacto que causan algunos herbicidas.
Según lo explicado por los expertos, aunque este es un proceso altamente controlado, muchas de las técnicas que son usadas para poder generar estos especímenes se encuentran autorizadas por empresas de salud.
Sin embargo, en la actualidad han provocado un debate muy caluroso entre las personas que han observado una mejora significativa, así como un gran número ventajas y aquellas personas que afirman que estos procedimientos cuentan con grandes factores que pueden poner en riesgo la salud de las personas.
Ahora bien, a dicho debate se le debe agregar que no existe ningún tipo de basamento legal que force a los productores de los alimentos transgénicos a señalar que estos comestibles tienen alteraciones genéticas. No obstante, se vuelve sumamente importante señalarlo cuando estos alimentos presentan un 0.9% de algún transgénico.
La ingeniería genética
La tecnología del ADN es la técnica que se encarga de manipular el seguimiento de ADN que comúnmente tiene el objetivo de codificar genes de manera directa. De este modo, posibilita la extracción de un taxón biológico otorgado y su introducción en otro, así como la alteración de dichos genes.
Por consiguiente este proceso se diferencia del mejoramiento genético común, el cual se encuentra basado en la selección que se encarga de alterar los genes de una determinada población de manera indirecta a través de cruces dirigidos. Ahora bien, en primera instancia la ingeniería genética posee una estrategia que se basa en la biotecnología vegetal.
Es importante resaltar que la inclusión de distintos tipos de genes y otros procedimientos se pueden llevar a cabo a través de métodos de biotecnología vegetal que son catalogados como ingeniería genética, como puede ser la combinación de protoplastos.
Historia de los alimentos transgénicos
El mejoramiento de las especies que eran utilizadas como sustento alimenticio ha sido motivo usual en la historia del hombre. Entre el 12.000 y 4.000 A.C. ya se llevaba a cabo un proceso de modernización por selección artificial de plantas. Luego del descubrimiento de la reproducción sexual en vegetales para el año de 1876, se hizo la primera combinación intergenérica, lo que quiere decir que se combinaron especies de géneros diferentes.
Para el año 1909 se llevó a cabo la primera combinación de protoplastos y para el año de 1927 se lograron obtener pruebas de laboratorios con altos niveles de productividad a través de métodos de irradiación con rayos X de semillas.
Luego de estos resultados, llegó el año 1983, en el cual se produjo la primera planta transgénica. Para poder obtener este logro, algunos biotecnólogos aplicaron un método que se basaba en aislar un gen e incluirlo en un genoma de la bacteria denominada Escherichia coli.
Después de esto transcurrieron 3 años y una compañía, que para ese entonces se dedicaba a la biotecnología, creó la primera planta genética alterada. Se trató de una planta de tabaco a la cual se le introdujo en su genoma un gen que tenía la capacidad de resistir al antibiótico Kanamicina.
Ya para el año de 1994 se llevó a cabo la aprobación para la comercialización del primer alimento alterado genéticamente. Específicamente fueron los tomates Flavr Savr, elaborados por Calgene, otra empresa dedicada a la biotecnología.
A todos estos tomates se les añadió un gen anti sentido con relación al gen original de la poligalacturonasa, el cual se trata de una enzima que produce la degeneración de las paredes celulares en los frutos maduros. De modo que dicho fruto tenía la capacidad de aguantar por mucho más tiempo sin dañarse una vez que se había cosechado y también es importante destacar que tenía un mayor nivel de resistencia a los daños por su manipulación como golpes o rasguños.
Ahora bien, para el año de 1996 este alimento fue sacado del mercado de productos frescos. Una de las principales razones fue su insípido sabor según las afirmaciones de la gran mayoría de las personas que lo probaron. Otra de las razones es que aunque no se descomponían, seguían teniendo un bajo de nivel de apetecibilidad.
Los productos tenían pieles muy blandas, con sabores muy raros, al igual que alteraciones en sus composiciones. Estos tomates continúan utilizándose para la creación de conservas y zumos. Para el año 2014 estas plantaciones transgénicas se ampliaron en unos 181,5 millones de hectáreas aproximadamente en 28 regiones, de los cuales 20 son países que se encuentran en desarrollo.
Finalmente, para el año 2015 en Estados Unidos, los cultivos de soja ascendían en un 94% y eran de varios tipos. También el 89% se relacionaba con el algodón y el mismo porcentaje con el maíz.
Los caracteres añadidos a través de ingeniería genética en especímenes que se destinaban a la producción de alimentos comestibles perseguían el aumento de la productividad, como por ejemplo un alto nivel de resistencia a las plagas, así como la inclusión de especificaciones de calidad actualizadas.
Gracias al desarrollo de la manipulación genética que se realizó en las especies vegetales, todos los alimentos transgénicos se encuentran derivados de plantas. El ejemplo más palpable se relaciona a un carácter que se emplea con frecuencia: el alto nivel de resistencia a herbicidas, ya que de esta manera había posibilidades de emplearlos afectando sólo a la flora, que era ajena al cultivo.
Se considera importante resaltar, que el empleo de variedades alteradas y con alto nivel de resistencia a herbicidas redujo la contaminación. Esto se debió a que estos productos en las zonas de terreno que contenían agua y tierra, en algunos casos, utilizaban herbicidas como el glifosato y el glufosinato de amonio, incluso pudieron ir combinando otros herbicidas con mayor nivel de contaminación.
Por otro lado, la plaga de insectos era uno de los factores más perjudiciales en la agricultura. Por este motivo la inserción de genes que cumplían con la función de provocar el desarrollo de alimentos resistentes a una o varias poblaciones de insectos fue un factor bastante común a muchas de las variedades patentadas.
Además, las ventajas de este procedimiento implicaron menos uso de insecticidas en los campos sembrados con este tipo de alimentos, lo que tuvo un cierto grado de redundancia en una menor colisión en el medio ambiente que sirvió de albergue al cultivo y ayudó a preservar la salud de las personas que se encargaban de cuidar y manipular los fitosanitarios.
Asimismo se considera de suma importancia destacar que uno de los elementos que se solían traer a colación con relación a la prohibición de cultivos transgénicos, fue el bajo nivel de posibilidad de la coexistencia entre los cultivos normales y los cultivos que eran genéticamente alterados. Esto se debió al cruce del polen que se realizaba por el viento o los propios insectos polinizadores.
No obstante el gobierno de Cataluña, demostró que a través del procedimiento de aislamiento de los cultivos, al establecer una distancia mínima de 30 metros entre uno y otro, así como un retraso de 11 días en los períodos de siembra, era posible la coexistencia de las dos opciones en el cultivo de maíz.
Hechos actualizados
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura para ese entonces logró estimar que a causa de los cambios climáticos, para el año 2050 la disminución en la productividad de los cultivos agrícolas será del 9 al 12% de las cosechas aproximadamente.
La utilización de especímenes transgénicos en el ámbito de la agricultura no sólo incrementa la productividad promedio al disminuir las plagas de insectos y maleza, sino que también sirve para una utilización mucho más adecuada de los productos agroquímicos, disminuyendo los costos sanitarios y ambientales relacionados.
Ahora bien, los cultivos transgénicos también cuentan con un alto nivel de resistencia a climas difíciles, tienden a crecer en tierras secas y con un alto porcentaje de salinidad, el cual representa una solución al inconveniente de disminución en las cosechas.
El señor Gregory Jaffe, el cual trabaja en el Centro para la Ciencia en el Interés Público, específicamente en el cargo de Director de Biotecnología afirma lo siguiente:
«Los cultivos transgénicos que se llevan a cabo en la actualidad son seguros para su consumo y su plantación no implica riesgos para el entorno».
Adicionalmente, se han logrado aprobar muchos más de 100 cultivos transgénicos para que tanto el hombre como los animales los puedan consumir en un transcurso de 15 años aproximadamente. Lo mejor de todo es que la Organización Mundial de la Salud en reiteradas oportunidades ha manifestado que los alimentos transgénicos tienen un alto nivel de seguridad, semejante a los alimentos convencionales.
Por otra parte, hay que mencionar que en la actualidad muchos centros especializados se encuentran desarrollando los primeros transgénicos animales.
El primero de estos estudios que fue aprobado para que el hombre pudiera consumirlo en Estados Unidos fue un salmón AquaBounty. El cual tenía la capacidad de crecer en el 50% del tiempo, sobre todo en la temporada de invierno y todo debido al gen de la hormona de crecimiento de otra especie de salmón y al gen denominado «anticongelante» de otra especie de pez.
El método que se pone en práctica para alterar genéticamente los especímenes para la utilización del hombre, suele acompañar a la humanidad desde su comienzo. Por lo que, las empresas que se encuentran del mismo lado de la biotecnología llevan a cabo estudios científicos para poder comprobar sus posturas y utilizan estos procedimientos para acusar a aquellas empresas que no están de acuerdo a ignorar todos los hechos frente al público en general.
Del mismo modo, muchos de los expertos en biotecnología han logrado resaltar que el peligro para la salud del hombre se ha estudiado muy detalladamente en todos y cada uno de estos tipos de productos, que hasta el día de hoy han logrado la autorización para su comercialización y que, sin duda alguna, han logrado pasar el mayor número de controles de calidad.
En los tiempos actuales, muchos de los países que han logrado insertar los cultivos de alimentos transgénicos no han detectado perjuicios notorios que puedan afectar la salud de las personas o causar daños al medio ambiente. Adicionalmente, las personas que se encargan de cuidar estos cultivos están utilizando un bajo nivel de pesticidas y en muchas oportunidades aplican pesticidas con bajos niveles de toxicidad.
De este modo se disminuye la contaminación de los abastecimientos de agua y los perjuicios en la salud de los empleados. Lo cual también permite el retorno de los insectos benéficos a los campos de cultivos de alimentos transgénicos. También es buena oportunidad para mencionar que aún hay un grupo de personas que siente preocupación en relación al flujo de genes y alto nivel de aguante a las plagas que se han logrado abordar gracias a los nuevos métodos de ingeniería genética.
Opinión experta de la OMS
Al día de hoy la Organización Mundial de la Salud opina lo siguiente con relación a este tema:
Los diferentes organismos genéticamente alterados, introducen genes muy distintos que se encuentran introducidos en maneras atípicas. Lo anteriormente planteado se traduce en que cada alimento transgénico y su inocuidad deben ser sometidos a estudios de forma individual. Por lo cual no es posible realizar afirmaciones a nivel general sobre la inocuidad de todos los alimentos transgénicos.
Es importante destacar que los alimentos transgénicos que se encuentran disponibles hoy día a nivel mundial han logrado pasar todos los estudios de riesgos. Por lo cual no es probable que generen altos riesgos para la salud de la humanidad.
Adicionalmente a esto, no se ha logrado demostrar los diferentes efectos sobre la salud como resultado del consumo de estos tipos de alimentos sobre la población en aquellos países donde dichos alimentos fueron autorizados para su comercialización.
Por otro lado, la utilización constante de estudios de riesgo según las teorías del Codex, introduciendo el seguimiento post-comercialización, debe generar la base para poder realizar estudios sobre la inocuidad de los alimentos transgénicos.
Transferencia horizontal
Se ha supuesto la labor de los alimentos transgénicos en la expansión del aguante a antibióticos, pues la introducción de ADN foráneo en las múltiples variedades transgénicas puede realizarse (y en la mayoría de los casos se realiza) a través de la introducción de marcadores de fortaleza ante los antibióticos.
Sin embargo, en la actualidad se han generado diferentes opciones para no poner en función estos tipo de genes o para excluirlos de manera segura de la variedad final. Aproximadamente desde el año 1998, la Administración de Alimentos y Medicamentos demanda que la industria produzca este tipo de plantas sin ningún tipo de marcadores en el producto final.
La intranquilidad que se genera es por la posibilidad de transferencia horizontal de estos genes de alto vigor a otras especies, como por ejemplo las bacterias de la microbiota del suelo conocidas como rizosfera o de la microbiota intestinal de mamíferos, la cual tienen los humanos.
Hablando hipotéticamente, este procedimiento se puede poner en práctica a través de métodos de transducción, conjugación y transformación. En cuanto a la transformación, la cual es reducida a la mitad por ADN, parece ser el fenómeno con más alta probabilidad. Se ha supuesto que la práctica de transgénicos podría dar paso a la aparición de un alto nivel de aguante a bacterias patógenas, representando gran importancia clínica.
No obstante, hoy día hay una gran multitud de componentes que logran limitar la transferencia de ADN de los alimentos transgénicos a otros tipos de organismos. El más básico proceso de los alimentos antes del consumo, tiene la particularidad de degenerar el ADN.
Adicionalmente, en el caso específico de la transferencia de marcadores de resistencia a antibióticos, hipotéticamente las bacterias que se encuentran en el medio ambiente cuentan con enzimas que logran restringir la degradación del ADN que tiene la capacidad de alterarlas. Este método tiene la particularidad de lograr su estabilidad genética.
Asimismo, puede suceder que el ADN se inserte sin haber logrado la degradación en el proceso de comestibles y durante la propia digestión. Por lo cual, debería volver a combinarse de manera definitiva en su propio material genético. Lo que, para un trozo lineal de ADN que proviene de una planta, necesitaría una homología de orden muy alta, o bien la generación de un replicón independiente.
Sin embargo, en muchas oportunidades se ha citado la inserción de ADN íntegro en la corriente sanguínea de ratones que habían tomado una clase de ADN llamado M13 ADN que puede estar en las elaboraciones transgénicas, incluso su paso por la pared placentaria a la descendencia. En cuanto a la degeneración gastrointestinal, se ha logrado demostrar que el gen epsps de soja transgénica continúa íntegro en el intestino.
Por lo tanto, puesto que se ha definido la presencia de varios tipos de ADN transgénico en el intestino de animales, debe tenerse en consideración la posibilidad de una combinación en el genoma de la microbiota intestinal, lo que se traduce en las bacterias que se localizan en el intestino de manera natural sin que sean patógenas. Este acto necesitaría de la existencia de una orden muy similar en el propio ADN de las bacterias mostradas al ADN foráneo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos, que está considerada como la máxima autoridad competente en salud pública y alimentación, manifestó que hoy día existe una posibilidad de alto nivel de que esta transferencia tenga lugar en las células del epitelio gastrointestinal.
Por lo que se obliga la exclusión de tanteadores de selección a antibióticos de los cultivos transgénicos mucho antes de su venta, lo que aumenta el coste de desarrollo, pero excluye el perjuicio de implantación de ADN incierto.
Inserción de ADN foráneo
Un dato de gran importancia que da pie a la controversia actual, es la práctica de ADN de un espécimen diferente al organismo transgénico. Por ejemplo: que en el maíz se introduzca un gen propio de una bacteria del suelo, y que este maíz esté destinado al consumo de la humanidad.
Sin embargo, la inserción de ADN de organismos bacterianos, así como también de virus, se da de manera continua en cualquier procedimiento de alimentación.
Por otra parte, los procedimientos de elaboración de comestibles suelen dividir las moléculas de ADN de tal forma que al elemento que es tomado le faltan órdenes codificantes. Esto se traduce en genes íntegros que tienen la capacidad de codificar información. Con más razón, debido a que el ADN tomado es desde un ámbito químico semejante así venga de un espécimen u otro, la especie del que viene no tiene ningún tipo de influencia.
La modificación de plántulas de cultivo in vitro se suele llevar a cabo con un cultivo denominado Agrobacterium tumefaciens en placas Petri con un modo de cultivo suplementado, combinado con diferentes tipos de antibióticos.
Esta intranquilidad se ha propagado en relación a los marcadores de aguante a antibióticos que se hace mención en el párrafo anterior, pero también con relación a la orden promotora de la transcripción que se logra situar en gran parte de las fabricaciones de ADN que se inserta en las plantas de interés alimentario. Este se denomina promotor 35S y proviene del cauliflower mosaic virus, el cual también es conocido como el virus del mosaico de la coliflor.
Ahora bien, hay que mencionar que este promotor tiene una gran capacidad de expresión constitutiva, lo cual quiere decir que es continua y en toda la planta en diferentes especies. En algún punto se insinuó su gran posibilidad de transferencia horizontal entre especímenes, así como su nueva combinación en plantas, incluyendo los virus, por lo cual se postulan como posibles agentes en la producción de nuevas cepas virales.
Alergenicidad y toxicidad
En la actualidad, se encuentran en verde todos aquellos países que piden el etiquetaje de importaciones de los alimentos transgénicos. Los que se encuentran en rojo son aquellos países que prohíben la comercialización e importación de estos tipos de comestibles. También se ha generado cierto nivel de polémica en cuanto al impacto como alérgenos que son derivados de los alimentos transgénicos, incluso se ha discutido su grado de toxicidad.
Por consiguiente, el concepto subyacente en ambos casos se diferencia notablemente: en el primero, un elemento inocuo podría dar paso al nacimiento de reacciones alérgicas en aquellas personas que resulten ser altamente susceptibles. Mientras que en el caso del segundo su efecto deletéreo sería generalizado. Un análisis de gran importancia con relación a este caso fue publicado por Exwen y Pustzai en el año 1999.
En dicho análisis se establecía que el intestino de ratas que son nutridas con patatas, las cuales se encuentran genéticamente alteradas resulta perjudicado con gran severidad. Sin embargo, dicho análisis fue arduamente criticado por algunos investigadores debido a fallos en el diseño experimental y en el manejo de los datos.
Como mejor ejemplo se puede hacer mención de la inclusión de pocos animales en cada grupo experimental y no se llevó a cabo el análisis de la composición química con alto grado de exactitud de las diferentes variedades de patatas empleadas, ni tampoco se introdujeron controles en los experimentos y finalmente, el análisis estadístico de los resultados resultó ser incorrecto.
Propiedad intelectual
Un razonamiento del que se habla continuamente y que resulta en contra de los alimentos transgénicos está relacionado con la planificación de los derechos de propiedad intelectual y/o patentes, que tienden a obligar el pago de regalías por parte del agricultor al mejorador. De la misma manera, se refiere al uso de métodos moleculares que frenan la nueva utilización del tomate, es decir, el empleo de parte de la cosecha para cultivar en años futuros.
Uno de los ejemplos más conocidos de este último aspecto es la tecnología Terminator, donde se engloban los métodos de restricción de uso (GURT), que fueron desarrollados por el Departamento de Agricultura de EE.UU. y la Delta and Pine Company en los años 90 y que aún no ha sido introducida a cultivos comerciales.
También hay que mencionar que no se encuentra autorizada su comercialización. Por último, la limitación patentada que funciona a través de la inhibición de la germinación de las semillas.
Es válido destacar que la utilización del vigor híbrido es uno de los métodos más usados en mejora vegetal, en las variedades no convencionales, pero no transgénicas también imposibilita la nueva utilización de semillas. Este proceso se encuentra basado en la combinación de dos líneas puras que se portan como parentales, dando lugar a una progenie con un genotipo mezclado que cuenta con algunas ventajas en cuanto a calidad y rendimiento.
Ventajas y desventajas de los alimentos transgénicos
En la actualidad hay muchas personas que se declaran fanáticas de estos alimentos transgénicos, como es el caso del catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Francisco García Olmedo.
Personas como este catedrático defienden la utilización de estos productos por los beneficios que se encuentran en ellos, como por ejemplo: el resguardo frente a virus o herbicidas, alto nivel de durabilidad y tamaño. Así como también el rápido crecimiento en áreas estériles y la posibilidad de introducirles proteínas que normalmente no poseen.
Otro dato bastante común es el que ratifica que la cría y el cultivo de estos productos ha sido un método muy frecuente desde hace muchísimos años. Ahora bien, en la actualidad es una práctica que ha logrado subir muchos más escalones. Adicionalmente se considera importante mencionar que hasta el día de hoy no se han registrado casos que relacionen a los alimentos transgénicos con referencia a daños en la salud de las personas que los consumen.
Por su parte, los detractores de estos productos afirman que la utilización de dichos alimentos transgénicos se ha desarrollado en poco tiempo, sin tener la posibilidad de comprobar que estos tienen consecuencias severas y peligrosas a largo plazo.
El mejor ejemplo que se puede mencionar en este caso es el de Juan Felipe Carrasco, el cual es un ingeniero agrónomo que lideró una campaña de Greenpeace en contra de los alimentos transgénicos. Cabe mencionar que este ingeniero es una de las personas más opositoras a estos productos, por la colisión que han tenido en el medio ambiente y la pérdida de biodiversidad que suponen.
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